Hay otro mundo posible y quiero poder diseñarlo
Dicen que 21 días nos cuesta instaurar un nuevo hábito. Pero yo he tardado más de media vida en llegar a una casi normalidad por una amenaza que no se llamaba Covid-19 ni venía de la China. Se llamaba TARTAMUDEZ y venía con el mismo paquete de restricciones. Y qué causalidad, no me pidió permiso, ni me preguntó si estaba preparada. Tampoco a mi entorno, que desde luego lo estaba menos que yo.